FORMACIÓN Y DESTRUCCIÓN DEL OZONO ESTRATOSFÉRICO

El ozono estratosférico se constituye en el principal filtro de la radiación ultravioleta proveniente del Sol, ya que, si no es absorbida y alcanza la superficie de la tierra, puede incrementar los casos de cáncer en la piel, cataratas y afectar el sistema inmunológico en los humanos. 

La absorción de radiación UV-B por el ozono es una fuente de calentamiento de la estratosfera, que contribuye a que en esta región se presenten incrementos de temperatura con la altura. Debido a lo anterior, el ozono desempeña un papel importante en el control de la temperatura de la atmósfera terrestre.·

 

FORMACION OZONO ESTRATOSFÉRICO

El ozono estratosférico se forma en la atmósfera cuando la radiación ultravioleta alcanza la baja estratosfera y disocia las moléculas de oxigeno (O2) en oxigeno atómico (O). Posteriormente, el oxígeno atómico se combina rápidamente con otras moléculas de oxigeno (O2) para formar el ozono (O3), de acuerdo al siguiente mecanismo de Chapman (1930):

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Para romper el enlace del O2 la energía solar debe ser fuerte (radiación ultravioleta con longitud de onda menor de 240 nm, que pertenece a la categoría de radiación UV-C que es la de mayor contenido energético de la radiación UV). La reacción de la figura 1 ocurre continuamente y la zona de mayor producción de ozono es la estratósfera tropical, ya que es donde se presenta la mayor incidencia de radiación UV sobre la tierra.

Un nanómetro es una millonésima parte de un milímetro.

Una fracción muy baja del ozono formado en la estratósfera puede ser transportada hacia la troposfera influenciando las cantidades de ozono cercanas a la superficie.

La interacción de la radiación ultravioleta con el oxígeno a la altura de la estratósfera produce continuamente ozono. La molécula de ozono gasta la mayor parte de su vida absorbiendo la radiación UV (principalmente radiación UV-B). Este proceso de absorción ocurre cuando el rayo de radiación UV rompe la molécula de ozono (O3) en una molécula de oxígeno (O2) y un átomo de oxígeno (O), seguido por la recombinación del átomo del oxígeno con otra molécula de oxígeno para reformar el ozono. En este proceso la radiación UV es convertida en energía calorífica. Este proceso se puede representar químicamente como:

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M: es una molécula que acompaña la colisión y que no se afecta por la reacción. Generalmente es el N2 o el O2, que se encuentran en grandes cantidades en la atmósfera y es capaz de absorber la energía cinética remanente.

Este proceso de absorción es sumamente eficiente, de manera que la radiación ultravioleta (UV-B) que alcanza la superficie de la Tierra es muy poca.

La figura 2 muestra el espectro de absorción combinada de los principales absorbentes de radiación solar en la alta atmósfera. Igualmente se observa la altitud a las que las respectivas partes de la radiación llegan. La luz por debajo de los 200 nm se bloquea en la ionosfera y la mesosfera por el nitrógeno (N2), el oxígeno (O2) y los átomos de oxígeno. La luz de entre 200 y 320 nm llega más abajo en la estratosfera (por debajo de los 50 Km), donde es absorbida parcial y principalmente por el ozono. Finalmente, la radiación de más de 320 nm alcanza la superficie de la Tierra.

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ANTECEDENTES DE LOS CLOROFLUOROCARBONOs (CFCs)

Hacia 1930 el químico Thomas Midgley de la General Motors, desarrollo un gas refrigerante, cuya característica era el ofrecer condiciones de seguridad (por no ser inflamable y prácticamente no tóxico) tanto para los operarios como para los usuarios de los sistemas de frío. Con este invento se inició la aplicación de los CFCs en el área de la refrigeración (remplazando al amoniaco en las neveras y otros equipos de refrigeración) y el aire acondicionado; hacia los años 70 el mundo estaba lanzando casi un millón de toneladas de CFCs al año. Hacia los años 60 sus aplicaciones se habían ampliado, entre otros usos, a la industria de envases, a la fabricación de espumas y plásticos, y a la fabricación de disolventes y limpiadores de componentes electrónicos. Las viviendas de muchas familias del mundo se llenaron de ¿envases de aerosol¿, que contenían desde pinturas y crema batida, hasta insecticidas, desodorantes y otros productos para el arreglo personal.

La propiedad de estabilidad de los CFCs, le permitió suponer al químico James Lovelock en 1972 que estas sustancias estarían esparcidas por toda la troposfera y que de esta manera podrían utilizarse como ¿marcadores¿ de las masas de aire, facilitando el estudio de estas para modelar el movimiento de las corrientes atmosféricas. Para esto utilizó un cromatógrafo de gases de su propia invención y realizó un recorrido desde Gales hasta la Antártida (1972), midiendo tetracloruro de carbono y yoduro de metilo. Los resultados fueron publicados en la revista Nature en 1973 y confirmaban la presencia de los CFCs en toda la atmósfera terrestre. Hacia 1974, se publicó un artículo de Rowland y Molina en la revista Nature, el cual planteaba que, como consecuencia de la fuerte actividad estratosférica, los CFCs finalmente se descompondrían allí, liberando cloro, el cual a su vez destruiría el ozono presente.

La presión de la opinión pública obligó a que los gobiernos iniciaran actividades para limitar el uso de los CFCs y aumentó el interés por investigar la relación entre estos compuestos y la posible destrucción de la capa de ozono. 

Desde 1978 el satélite Nimbus 7 analiza las concentraciones de ozono en la atmósfera. Por otra parte, desde 1981, un grupo de la British Antartic Survey (BAS), analizó estaciones de investigación localizadas sobre la Antártida. Estos últimos detectaron que hacia la primavera del hemisferio sur (septiembre, octubre y noviembre) de cada año, los niveles de ozono disminuyen dramáticamente. Las mediciones de satélite confirmaron el agotamiento de ozono en la primavera y además mostraron que en los últimos meses de invierno y primeros de la primavera el agotamiento se extendía sobre una gran región centrada cerca del Polo Sur. El término ¿hueco de ozono¿ vino de las imágenes de satélite que mostraron valores muy bajos de ozono total alrededor del continente antártico en cada primavera.

Teniendo como base, la concentración de ozono antes de 1980, actualmente el ozono total sobre la Antártida disminuye entre el 40% y el 55% y llega a presentar deficiencias de hasta el 70% en periodos cortos de septiembre y octubre. La masa de ozono destruida sobre la Antártida cada temporada ha alcanzado un valor estimado de 80 megatones, cerca del 3% de la masa global de ozono (1 megatón = mil millones de kilogramos = un millón de toneladas).

 

SUSTANCIAS AGOTADORAS DE LA CAPA DE OZONO (SAO)

Ciertos procesos industriales y productos de consumo emiten halocarbonos que son compuestos que contienen carbono y uno o más halógenos como el cloro, el fluor, el bromo y el yodo que afectan la capa de ozono (los compuestos que solo tienen carbono y halógenos se denominan halogenados). Por ejemplo, los componentes químicos que contienen carbono, cloro y flúor son denominados clorofluorocarbonos (CFCs), los cuales son la principal fuente de cloro en la estratosfera y además contribuyen al forzamiento del efecto invernadero. Los CFCs son producidos para muchas aplicaciones desarrolladas por el hombre, tales como la refrigeración, el aire acondicionado, los aerosoles, agentes espumantes (fabricación de espumas de poliestireno y poliuretano, estas últimas comúnmente utilizadas como aisladoras en neveras y casas), los limpiadores de componentes electrónicos y los solventes. Otro grupo importante de los hidrocarburos halogenados son los halones utilizados como agentes retardantes en la extinción de fuego y en la industria aeronáutica, los cuales contienen carbono, bromo, flúor y en algunos casos cloro.

Los CFCs, específicamente el CFC-12 (CCl2F2, utilizado en refrigeración) y el CFC-11 (CCl3F, utilizado para la fabricación de espumas), junto al tetracloruro de carbono (CCl4), usado como solvente y como reactivo químico y el metilcloroformo (CH3CCl3), usado también como solvente y en la limpieza de instrumental médico y de piezas metálicas, son los principales gases emitidos por actividades humanas que contienen cloro que destruye la capa de ozono y cuyas contribuciones (estimadas en el año 1999) como fuente de este elemento en la estratósfera son las siguientes:

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Los hidroclorofluorocarbonos (HCFCs) que actualmente han sido sustitutos de los CFCs, aunque tienen una baja participación como fuentes de cloro, esta ha ido aumentando en los últimos años. En este grupo se destacan el HCFC-141b como agente espumante (reemplaza al CFC-11) y el HCFC-22 como refrigerante. Este grupo de sustancias, aunque disminuyen significativamente el daño sobre el ozono, no son completamente inocuas por lo que se clasifican como sustancias de transición y debieron sustituirse a partir del año 2015.  

Por otra parte, se sintetizaron los HFCs, los cuales no tienen cloro en su molécula y no afectan el ozono por lo que se consideran sustancias definitivas en el Protocolo de Montreal. Se destaca el HFC-134a, el cual se usa en la refrigeración doméstica como sustituto del CFC-12. Sin embargo, aunque los HCFCs y los HFCs contribuyen poco o nada a la destrucción del ozono, sí contribuyen al forzamiento del efecto invernadero.  

Algunos de los gases emitidos por actividades humanas que contienen bromo que agotan la capa de ozono son: los halones, específicamente el Halon-1211 (CBrClF2) y el Halon-1301 (CBrF3) y el bromuro de metilo (CH3Br) que es utilizado como fumigante en la agricultura.

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Adicionalmente, hay procesos naturales que emiten gases que contienen compuestos halogenados. El cloruro de metilo (CH3Cl) y el bromuro de metilo (CH3Br) son emitidos por ecosistemas oceánicos y terrestres, aportando cerca del 16% del cloro y entre el 27% al 42% del bromo presente en la estratósfera. 

Las concentraciones de bromo en la estratósfera son del orden de 20 partes por trillón (ppt), una ppt equivale a una molécula de bromo por un millón de millones de moléculas de aire, mientras que, las del cloro son del orden de 3.400 ppt.

Los gases que son fuente de compuestos halogenados permanecen ¿activos¿ en la atmósfera hasta que son removidos (por ejemplo, mediante la precipitación) o convertidos químicamente. El tiempo para remover o convertir cerca del 60% de un gas, es denominado ¿vida media atmosférica¿. En las tablas se observa que hay gases con tiempos de vida media altos como son los CFCs, el tetracloruro de carbono y los halones, mientras otros con valores bajos como el cloruro de metilo, los HCFCs, el tetracloruro de carbono y el bromuro de metilo.

La cantidad de estos gases presente en la atmósfera, depende del tiempo de vida media y de su emisión, la cual, fue relativamente alta en el año 2000, para compuestos como los HCFCs, CFCs, el CCl4 y el CH3Br.

Para comparar la efectividad para destruir el ozono estratosférico, se utiliza el Potencial de Agotamiento del Ozono (ODP, por sus siglas en inglés: Ozone Depletion Potencial) para los gases fuente de compuestos halogenados. El ODP se calcula teniendo como base al CFC-11, al cual se le asigna un valor de 1. Los halones tienen un ODP alto, debido a que un átomo de bromo es más efectivo que uno de cloro (45 veces más) en las reacciones de destrucción del ozono. Los ODP tienen en cuenta la vida media del compuesto y el número de átomos de ozono destruidos por molécula. En general, los gases con bajo ODP tienen tiempos de vida media bajos.

Algunos de los compuestos que están remplazando a los CFCs y los halones tienen muy bajos ODP, pero altos potenciales de calentamiento global. Debido a que cualquier cambio en la distribución del ozono podría tener un impacto en el clima, es muy probable que también los cambios en el clima ocasionen variaciones en la cantidad y distribución del ozono. Por lo tanto, la distribución del ozono en el futuro, dependerá de la emisión y el impacto de otros gases de efecto invernadero (GEI) y no solo de las SAO, muchas de las cuales son GEI. Por esta razón, la recuperación del ozono que se prevé con la reducción en la emisión de las SAO no será tan sencilla.

 

DESTRUCCIÓN DEL OZONO ESTRATOSFÉRICO

El proceso de la destrucción de la capa de ozono comienza con la emisión en la superficie de la tierra, de gases que son fuente de compuestos halogenados que contienen principalmente cloro y bromo.

Los CFCs y los halones son los principales gases originados por el hombre que destruyen el ozono estratosférico. Estos compuestos que se emiten en las latitudes medias y en especial en el hemisferio norte, son arrastrados hacia las latitudes tropicales y se acumulan en la troposfera debido a que en esta región de la atmósfera la mayoría de ellos son poco reactivos y se distribuyen uniformemente debido a la circulación del viento y a la convección de aire caliente. Posteriormente, son transportados hacia la estratosfera, a través de la troposfera tropical, donde reaccionan en presencia de la radiación ultravioleta, a gases halogenados reactivos.

Aproximadamente, se toma un año entero para que una molécula de CFCs logre ingresar a la estratósfera superior desde la tropósfera superior tropical. Igualmente, toma unas décadas hacer el ciclo total del aire, en la tropósfera y a través de la estratósfera superior. Esta circulación lenta de los compuestos halogenados a través de la estratósfera superior significa que el ciclo total de estos tomará décadas para circular a través de la estratósfera superior.

El proceso de destrucción del ozono se inicia cuando de los gases fuente de halógenos, se desprenden elementos como el cloro y el bromo por acción de la radiación ultravioleta (Ver figura 3). Estos elementos reactivos permanecen en estado atómico o son oxidados (por la misma reacción con el O3) a compuestos como el ClO y el BrO.

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La vida de la molécula de ozono acaba cuando reacciona con alguno de estos gases reactivos, principalmente el monóxido de cloro (ClO), el monóxido de bromo (BrO) o con el cloro y el bromo en forma atómica.

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Estas reacciones de pérdida generalmente ocurren en presencia de catalizadores (X) que pueden ser una especie halogenada (ClO, BrO, Cl o Br), un radical de nitrógeno (NO) o un radical hidroxilo (OH-).

En este proceso catalítico, la molécula de ozono se pierde mientras el catalizador (principalmente los compuestos de cloro o bromo) se reforma para destruir otra molécula de ozono.

Un catalizador es una sustancia que facilita una reacción química, pero que permanece inalterado o se reforma después de la reacción, y de nuevo toma parte en otra reacción similar.

Un ejemplo de una reacción de pérdida típica, (Ver figura 4) es aquella donde el ClO (o el cloro), reacciona con un átomo de oxígeno para formar el cloro libre y el oxígeno molecular (O2). El átomo de cloro reacciona entonces con una molécula de ozono para reformar ClO y el O2. Esta reacción es muy importante en la estratósfera de las latitudes medias y tropicales donde la radiación UV es más intensa y es necesaria para disociar las moléculas de oxigeno (O2) en oxigeno atómico.

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A 40 Km de altitud, esta cadena catalizadora de Cl - ClO puede destruir casi 1.000 moléculas de ozono antes de que el Cl o ClO se convierta en compuestos, como el ácido clorhídrico (HCl) o el nitrato de cloro (ClONO2). Posteriormente el HCl y el ClONO2, a través de la fotólisis producida por la radiación UV, reaccionan y liberan el cloro de nuevo para destruir más ozono. Un átomo ¿activo¿ de cloro en la estratósfera, puede destruir aproximadamente 100.000 moléculas de ozono y solo se detiene cuando se mezcla con algún compuesto químico que lo neutraliza o cuando el aire en la estratósfera retorna a la troposfera cargado de una gran cantidad de estos gases reactivos halogenados, los cuales son removidos de la troposfera por la lluvia, siendo finalmente depositados en la superficie de la tierra.

El promedio de destrucción de ozono en la estratósfera por estos gases halogenados es baja en los trópicos y cercana al 10% en latitudes medias. En las regiones polares, la cantidad de gases halogenados reactivos se incrementa en el invierno, como resultado de reacciones que ocurren sobre las superficies de partículas (formadas por las bajas temperaturas) de las nubes estratosféricas polares, generando una alta destrucción de ozono en invierno y primavera principalmente en la Antártida (hemisferio sur).

Debido a la acumulación de gases como el ClO en la estratósfera de las regiones polares, y a las bajas concentraciones de oxigeno monoatómico (O), las cuales limitan la eficiencia del ciclo mostrado en la figura 5, las reacciones de destrucción de ozono en estas zonas (que son altamente eficientes), se realizan mediante el siguiente mecanismo, en el cual, una molécula de ClO reacciona con otra de ClO o con una de BrO:

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En ambos casos se obtiene como resultado que dos moléculas de ozono se transforman en tres moléculas de oxígeno. En ambos casos se requiere de la luz solar para completar el ciclo y mantener la abundancia del ClO y el BrO en la estratósfera. En la reacción con el BrO hay dos rutas para producir Cl y Br los cuales son muy reactivos 

Resumiendo, en forma general y esquemática los pasos necesarios para que se lleve a cabo la descomposición del ozono en la estratósfera son los siguientes:

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AGUJERO DE LA CAPA DE OZONO

Durante los últimos años se ha producido una zona con un contenido reducido de ozono total (valores inferiores a 220 U.D.), a la cual se le ha denominado el agujero en la capa de ozono y se presenta temporalmente cada año en el polo Sur. Este adelgazamiento, cercano a los dos tercios de la capa de ozono sobre la Antártida, se ha venido observando todos los años entre los meses de agosto a noviembre durante los últimos tres decenios, presentándose el máximo agotamiento de la capa de ozono en octubre.

La destrucción del ozono es notable en la Antártida debido a la unión de diferentes factores como: la circulación de vientos en la estratósfera que transportan los gases que son fuente de compuestos halogenados hacia estas latitudes polares, donde se acumulan; temperaturas suficientemente bajas (por debajo de -78°C), especialmente en el invierno (julio y agosto), para formar nubes de hielo, denominadas nubes estratosféricas polares, las cuales, permanecen durante un largo periodo y en una extensa área sobre el continente Antártico; el aislamiento relativo del aire estratosférico polar en esta zona en la época de invierno, debido a la creación de una corriente de aire polar que aísla las masas de aire; la creación de gases halogenados, principalmente el ClO, a partir de los gases fuentes (presentes como ClONO2 y HCl), reacciones que ocurren sobre la superficie de las partículas de las nubes polares; y finalmente, la presencia de la luz solar que descongela las nubes liberando estas sustancias que reaccionan con el ozono.

Al presentarse las condiciones anteriores, se incrementan las concentraciones del ClO, por lo que las reacciones que involucran al ClO con el BrO y el mismo ClO para destruir el ozono, se activan con la presencia de la luz solar, presentándose la mayor destrucción de moléculas de ozono después del invierno polar, en periodos con intensidad parcial a plena de luz solar (primavera). Posteriormente, cuando se incrementan las temperaturas, dejan de formarse las nubes polares, decreciendo las cantidades de ClO y reformándose el cloro y el monóxido de cloro a compuestos como el ácido clorhídrico (HCl) y el nitrato de cloro (ClONO2), disminuyendo el proceso de deterioro del ozono hacia finales de noviembre, mes en el cual finaliza el aislamiento del aire estratosférico polar y empieza a ingresar, desde las latitudes medias, aire rico en ozono.

Las nubes polares se forman cuando el ácido nítrico (HNO3) y los gases que contienen azufre, presentes en la estratosfera, condensan con el vapor de agua para formar partículas líquidas y sólidas.

En la figura 7, se muestra la tendencia del ozono durante los últimos años en la estación Halley Bay, en la Antártida; como se puede apreciar el proceso de destrucción del ozono es muy marcado, ya que a mediados del siglo se registraban valores cercanos a 350 U.D., mientras que en la década de los noventa se aproximaron a 150 U.D.

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Así mismo en la figura 8, se puede observar el rápido descenso en la cantidad de ozono total durante la estación de primavera (septiembre, octubre y noviembre) y mucho menos acentuado durante el verano (enero, febrero y marzo) sobre la Antártida.

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En el polo sur las temperaturas estratosféricas son mucho más bajas que en el polo norte, por lo cual se forman más nubes polares y la destrucción de ozono es mayor. Debido a lo anterior, el agotamiento de la capa de ozono, que también se presenta en el polo norte y que solo ocurre en algunos años entre febrero y abril, presenta una intensidad mucho más baja.

En las mediciones de la concentración del ozono en función de la altura, realizadas con ozonosondas en las primaveras de las regiones polares se ha detectado lo siguiente:

  • El denominado hueco en la capa de ozono comenzó a finales de la década de los setenta e inicios de los ochenta en el polo sur, ya que los promedios entre 1962 y 1971 no mostraron disminuciones en la concentración en la capa entre los 15 y los 30 kilómetros, tal como se aprecia en la figura 9.

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  • En las mediciones realizadas en el polo sur, se nota una gran disminución en las concentraciones de ozono entre los 10 y los 25 kilómetros en la década de los noventas y en octubre del 2001 se presenta una destrucción completa del ozono entre los 14 y los 20 kilómetros.
  • La capa de ozono en el polo norte se mantiene en marzo con altas concentraciones durante la década de los noventa, sin embargo, en algunos años las concentraciones disminuyen notablemente (como en el año de 1996), cuando disminuyen las temperaturas para formar las nubes estratosféricas polares durante un gran periodo.

La superficie en que la disminución de los valores ha llevado a hablar de un agujero en la capa de ozono, que comenzó a sobrepasar los 10 millones de Km2 a mediados de los años 80, ha alcanzado unos 22 millones de Km2 durante varios días a finales de la década de los 90. En 1998 se observó una extensión muy considerable, de más de 25 millones Km2 (casi el doble de la extensión del continente Antártico), durante varios días consecutivos, desde mediados de septiembre hasta la primera semana de octubre. En años anteriores, se había observado el adelgazamiento en una superficie tan extensa solamente durante unos pocos días de 1993 y 1994. Por otra parte, el número de días en que la superficie superó los 10 millones de Km2 se prolongó durante 100 días, lo que no tiene precedente. El periodo más prolongado observado anteriormente había sido de 88 días durante la estación de primavera de 1986.

En la figura 10, se puede observar a partir de imágenes satelitales, el agujero en la capa de ozono en el mes de octubre del 2001 en el polo sur, superando en extensión al área del continente Antártico y con valores de ozono total cercanos a las 100 U.D.; su extensión en diciembre, cuando comienza el verano del hemisferio sur y su área disminuye, y su no presencia en los inicios del invierno (junio).

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El agujero de ozono en el año 2003, tuvo una extensión máxima en superficie de 28 millones de kilómetros cuadrados alcanzada a fines de septiembre. El área con más del 50% de disminución del ozono alcanzó una extensión récord igual a más de dos veces la superficie de los Estados Unidos de América (ver figura 11).

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El 25 de septiembre de 2006 se registró el mayor tamaño del agujero de ozono de la Antártica (hasta el momento, incluido el año 2007) con una superficie de 29,5 millones de Km², que es ligeramente superior a los 29,4 millones de Km² registrados en septiembre de 2000 (recordemos como un valor de referencia que el continente africano tiene 30 millones de Km2). A través del sensor OMI (Ozone Monitoring Instrument) de la NASA, que mide la cantidad de ozono entre la superficie de la Tierra y el tope de la atmósfera, se observó la cantidad de ozono total más baja en toda la historia con un valor de 85 U.D. sobre la región oriental del continente Antártico el 8 de octubre de 2006 (los valores más bajos se habían presentado en 1994 con un valor de 88 U.D.).

El desarrollo del agujero de ozono del 2003, así como su tamaño y persistencia, fueron muy similares a los del año 2000, con un temprano y rápido desarrollo observado durante agosto, un área récord alcanzada en septiembre, y un final a mediados de noviembre.

Las mediciones durante el agujero de ozono de 2003, de la radiación UV realizadas en Ushuaia - Argentina y en las estaciones Antárticas de McMurdo, Palmer, y South Pole, dieron valores que se encuentran por debajo de los promedios de largo plazo que corresponden a estos sitios.

En la figura 12, se presenta la distribución vertical del ozono con las mediciones realizadas por ozonosondas el 12 y 26 de septiembre en la estación Marambio, ubicada al noreste de la Península Antártica, mostrándose para estos dos días el agujero en la capa de ozono. Por otro lado, el dos de noviembre, se muestra una capa de ozono ya restablecida en la vertical de esta estación.

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Las observaciones basadas en satélites, durante los últimos 10 días de agosto de 2004 (ver Fig. 13) indicaba que la mayor parte de la Antártica estaba dentro del 15% de la norma del pre-agujero de ozono, pero esta disminución, aun no es suficientemente baja para ser tomada como agujero de ozono.

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QUE HACER PARA PRESERVAR LA CAPA DE OZONO

Para proteger la capa de ozono de sustancias como los CFCs, los agentes de extinción de incendios (Halones), los HCFCs, el Bromuro de Metilo, el Metilcloroformo (MCF) y el Tetracloruro de Carbono, emitidos por los productos que compramos o por muchos de los aparatos y equipos de tipo casero o industrial, podemos realizar algunas acciones individuales, tales como:

  • Comprar productos cuyas etiquetas indiquen que son libres de CFCs o no son nocivos para la capa de ozono.
  • Usar extintores que no contengan sustancias agotadoras de la capa de ozono, como los Halones.
  • Si es necesario el uso de los aerosoles, comprar los que no contengan sustancias agotadoras de la capa de ozono como los CFCs.
  • Al comprar refrigeradores, congeladores o su combinación, para uso doméstico, revisar que no contengan o requieran de Clorofluorocarbonos.
  • No usar Bromuro de Metilo para fumigar.
  • En el mantenimiento de equipos de aire acondicionado de vehículos con CFC-12, verifique que se realice en establecimientos capacitados en recuperación y reciclaje del CFC.
  • Para el mantenimiento de su nevera, solicite los servicios de técnicos reconocidos con el carné de la Unidad Técnica de Ozono, del Ministerio del Medio Ambiente, que estén entrenados para hacerlo con el menor impacto posible al ambiente.
  • Identificar en su trabajo los elementos, aparatos o equipos que contengan sustancias agotadoras de la capa de ozono, como aire acondicionado, enfriadores de agua, limpiadores y solventes, extintores, etc. e informe a las directivas de la empresa.
  • Crear conciencia y buscar alternativas culturales sobre el uso de sustancias nocivas: por ejemplo, ¿por qué utilizar crema de afeitar o desodorantes en aerosol cuando conseguimos los mismos productos en crema o en barra? ¿Para qué usar pinturas en aerosol cuando podemos aplicarlas con brocha o compresor? ¿O insecticidas en aerosol cuando en el mercado hay variedad de productos con otros métodos de aplicación?
  • Que en las Instituciones educativas sus docentes, informen a los estudiantes sobre la importancia en la protección del medio ambiente y en particular la capa de ozono.
  • Informar a familiares, amigos, conocidos y vecinos sobre la necesidad de proteger la capa de ozono.
  • Limitar el uso de carro o de aparatos con motor de explosión. Se recomienda utilizar el transporte público, desplazarse en bicicleta o caminar.
  • El preservar la capa de ozono empieza por nosotros.
  • Salvemos Nuestro Cielo: No Dañemos el O3zono. SO3S. 
 

NOTA: Los textos de las secciones 3 y 4 fueron elaborados o complementados a partir del documento de la Organización meteorológica Mundial: Scientific Assessment of Ozone Depletion: 2002. Twenty questions and answers about the ozone layer. OMM. 2002